El camino hacia lo mejor de Dios

«No sea como Yo quiero, sino como Tú quieras».
MATEO 26:39


Cuando pregunto: «¿Realmente quieres lo mejor de Dios para tu vida?», la mayoría de las personas responden de inmediato: «¡Sí, por supuesto!». Pero cuando sigo preguntando: «¿Estás dispuesto a dejar que el Padre haga todo lo necesario para llevarte a la rendición total, de modo que tenga la libertad de lograr todo lo que quiere hacer por ti y todo lo que quiere hacer de ti?», la gente se muestra menos segura.


Para tener lo mejor de Dios, debemos estar dispuestos a someterlo todo a Él. Nuestra obediencia a Él será difícil y dolorosa a veces, pero es para nuestro crecimiento. Esto se debe a que madurar en la vida cristiana es un proceso que incluye reveses, fracasos, duras lecciones e incluso quebrantos. A medida que nuestras viejas formas de funcionar dejan de operar o se desmantelan, nos volvemos a los caminos de Dios. De este modo, avanzamos espiritualmente y tanto nuestras mentes como nuestras emociones se renuevan.


El Padre nos moldea a la semejanza de su Hijo Jesús, cambiando nuestros deseos, porque parte de ser como Cristo es estar dispuestos a someternos completamente a sus propósitos. ¿Estás dispuesto? Espero que sí, porque ese es el camino para encontrar aquello para lo que fuiste creado y experimentar la vida en su máxima expresión.


Oración:
Jesús, cueste lo que cueste, hazme como tú. Amén.


The Way to God’s Best

“Not as I will, but as You will.” MATTHEW 26:39

When I ask, “Do you really want God’s best for your life?” most people immediately say, “Yes, of course!” But when I follow with, “Are you willing to let the Father do anything necessary to bring you to total surrender so that He is free to accomplish all that He wants to do for you and all He wants to make out of you?” people are less sure.

To have God’s very best, we must be willing to submit our all to Him. Our obedience to Him will be difficult and painful at times, but it will bring about our growth. This is because maturing in the Christian life is a process—one that includes setbacks, failures, hard lessons, and even brokenness. As our old ways of functioning stop working or are dismantled, we turn to God’s ways. In this manner, we advance spiritually, and our minds and emotions are renewed.

The Father Is fashioning us into the likeness of His Son, Jesus—changing what we desire because part of being like Christ is being ready to submit fully to His purposes. Are you willing? I hope you are because truly that is the path to finding what you were created for and experiencing life at its very best.

Prayer:

Jesus, whatever it takes, make me like You. Amen.