DÍA 229 • Más de lo que se ve a simple vista

Fue Dios quien me envió aquí, y no ustedes. Él me ha puesto como asesor del faraón y administrador de su casa, y como gobernador de todo Egipto… Yo les proveeré alimento allí, porque aún quedan cinco años más de hambre. De lo contrario, tú y tu familia, y todo lo que te pertenece, caerán en la miseria. 
(GÉNESIS 45.8, 11)

La vida de José suena a gran éxito de taquilla de Hollywood. Nuestro joven héroe es vendido, primeramente, como esclavo pero rápidamente se abre camino hasta alcanzar el más alto nivel. A continuación, el apuesto José es enviado a prisión siendo inocente. Después de su salida de la cárcel, se convierte en la mano derecha de Faraón. Años después, sus hermanos —los tipos que intentaron matarlo— vienen arrastrándose, suplicándole que les salve la vida. Este es el factor decisivo: ¡no saben que él es su hermano pequeño perdido desde hacía tanto tiempo!
 
Ahora vendría la escena en la que José tendría que anunciarles con júbilo: «¡He vueeeeelto!», justo antes de darles un punta pie a sus hermanos y echarlos a un foso. En lugar de esto, un emocionado José revela que sigue vivo… ¡y que no está enfadado! José sabía que a veces Dios nos permite experimentar cosas duras por una razón; en este caso, salvar a toda una nación de morir de hambre. No estaba amargado. Él veía la imagen panorámica: «No fueron ustedes los que me enviaron aquí, sino Dios», le dijo a su familia.
 
¿Por qué cosas ha permitido Dios que pasaras durante un tiempo? Tal vez te juntas con los peores chicos de la clase de ciencias o te sienten en el banquillo durante los partidos de baloncesto. Aunque probablemente esto no sea divertido, estas cosas enseñan paciencia, confianza en Dios, bondad y un montón de otras cualidades buenas si dejas que Dios te las muestre.
 
 
Oración
Señor, es tan difícil verte más allá de mis problemas, pero sé que quieres moldearme por medio de ellos. Dame ojos para ver tu mano en todo ello, y ayúdame a confiar en tu tiempo perfecto.


Day 229 • More Than Meets the Eye

So then, it was not you who sent me here, but God. He made me father to Pharaoh, lord of his entire household and ruler of all Egypt … I will provide for you there, because five years of famine are still to come. Otherwise you and your household and all who belong to you will become destitute. 
(GENESIS 45:8, 11)

Joseph’s life sounds like a Hollywood blockbuster. Our young hero first gets sold into slavery but quickly makes his way to the top. Next, handsome Joseph gets wrongfully tossed into prison. After he gets out, he becomes Pharaoh’s sidekick. Years later, his brothers—the guys who first tried to kill him—come crawling back, begging him to save their lives. Here’s the clincher: they don’t know he’s their long-lost little brother!

Now would be the scene where Joseph gleefully says, “I’m ba-aaack!” right before booting his brothers into a pit. Instead, an emotional Joseph reveals he’s still alive—and he’s not mad!

Joseph knew that sometimes God lets us experience rough stuff for a reason—in this case, to save an entire nation from starvation. He wasn’t bitter. He saw the bigger picture: “It was not you who sent me here, but God,” he told his family.

What has God allowed you to go through for a reason? Maybe you partner with the meanest kid in science class or warm the bench during basketball games. Though it probably isn’t fun, these things teach patience, trust in God, kindness, and lots of other good qualities—if you let God show you.

Prayer Lord, it’s so hard to see past my problems, but I know you want to shape me through them. Give me eyes to see your hand in it all, and help me trust in your perfect timing