Pues los sufrimientos ligeros y efímeros que ahora padecemos producen una gloria eterna que vale muchísimo más que todo sufrimiento.
(2 CORINTIOS 4.17, TLA)
Los atletas profesionales se esfuerzan para fortalecerse y ganar competiciones. Se despiertan temprano por la mañana para practicar. Pasan horas entrenando. Su cuerpo se cansa. Podrían sufrir un tirón muscular, que una pelota los golpee, o agotarse preparándose para los partidos. Sin embargo, lo hacen porque el esfuerzo y el dolor pueden conducir a un rendimiento máximo y a un equipo ganador.
La vida es parecida a un entrenamiento duro. Nos lanza desafíos como amigos que nos defraudan, padres que enferman o cosas malas que suceden. Dios quiere que consideremos estas dificultades como parte del programa de entrenamiento. Él es el entrenador que nos ayudará a hallar nuestro rumbo entre los obstáculos. Nos ayudará a recuperarnos del dolor. Él está a cargo, y no permitirá que nada nos derrumbe sin estar allí para recogernos y levantarnos. Nos está haciendo más fuertes. Nos está edificando. Nos está entrenando. El gran partido —el cielo— está al doblar la esquina y, para los que se han unido al equipo de Dios, tienen la garantía de la victoria.
Oración
Señor, a veces la vida es dura. Ayúdame a confiar en ti. A recordar que me estás entrenando para algo mejor.
Day 219 • God’s Team
For our light and momentary troubles are achieving for us an eternal glory that far outweighs them all.
(2 CORINTHIANS 4:17)
Professional athletes work hard to get strong and win games. They wake up early in the morning for practice. They spend hours training. Their bodies get tired. They might pull a muscle, get hit by a ball, or wear themselves out preparing for games. But they do it because the hard work and pain can lead to a top performance and winning team.
Life is similar to hard training. It throws challenges at us like friends letting us down, parents getting sick, or bad things happening. God wants us to look at those hardships as part of a training program. He is the coach who will help us steer through the obstacles. He will help us recover from pain. He is in charge, and he won’t let anything knock us down without being there to pick us up. He’s making us stronger. Building us up. Training us. The big game—Heaven—is just around the corner, and for those who have joined God’s team, they are guaranteed to win.
Prayer
God, sometimes life is hard. Help me to trust you. Help me to remember you are training me for something better.
