
Yo, la sabiduría, convivo con la prudencia y poseo conocimiento y discreción. (PROVERBIOS 8.12)
Imagina que tu hermana pequeña es la típica sabelotodo. Cree que siempre está en lo cierto y que nunca se equivoca. Un día anuncia que ya no necesita más ir a la escuela: ¿Su razonamiento? Que ya no hay nada más que aprender; ya lo sabe todo.
Te reirías. Después de todo, si abandona la escuela ahora no aprenderá jamás las tablas de multiplicar, las capitales de los Estados Unidos, o cómo escribir una historia. Y no solo eso, sino que no lograría obtener su permiso de conducir o de unirse al equipo de animadoras.
¿Pero sabes una cosa? Con frecuencia jugamos a los sabelotodo con Dios. Pensamos que por haber memorizado los libros de la Biblia somos buenos cristianos. O porque solemos ser amables con los demás y obedecemos a nuestros mayores, ya no tenemos nada más que aprender de Jesús. Nos tenemos por personas bastante sabias.
La sabiduría no consiste solamente en conocer hechos; también supone saber qué hacer con ellos, y a esto se le llama juicio. Es posible que tu hermana pueda reconocer los números. Sin embargo, hasta que aprenda a conducir, una señal de limitación de velocidad a cincuenta y cinco kilómetros por hora no significará probablemente nada para ella.
Por tanto, ¿te conformarás con saber solamente sobre Dios? En vez de ello, aprende cómo usar ese conocimiento cada día. Como promete Proverbios 8.17 no quedarás decepcionado: «a los que me buscan, me doy a conocer».
Oración
Señor, sé que no puedo llegar a ser sabio por mí mismo. Te necesito a ti para ello. Ayúdame a corregir mi actitud de sabelotodo para que pueda encontrar tu sabiduría.
Day 213 • School for the Wise
“I, wisdom, dwell together with prudence; I possess knowledge and discretion.”
(PROVERBS 8:12)
Imagine your little sister is a classic know-it-all. She thinks she’s always right and never wrong. One day she announces she doesn’t need school anymore. Her reasoning? There’s nothing else to learn—she already knows everything.
You would laugh. After all, if she quit now, she would never learn her multiplication tables, U.S. capitals, or how to write a story. Not only that, she would miss out on getting her driver’s license or joining a cheerleading squad.
But guess what? We often pull the know-it-all act with God. We think that because we memorized the books of the Bible, we’re pretty good Christians. Or because we’re usually nice to others and obey our elders, there’s nothing more for us to learn from Jesus. We count ourselves as pretty wise.
Wisdom isn’t just about knowing facts; it’s about knowing what to do with those facts, which is called discretion. Your sister might recognize numbers. But until she can learn to drive, a thirty-five-mile-an-hour speed limit sign probably means nothing to her.
So will you settle for only knowing about God? Instead, learn how to use that knowledge every day. As Proverbs 8:17 promises, you won’t be disappointed: “Those who seek me find me.”
Prayer
Lord, I know I can’t become wise by myself. I need you for that. Help me correct my know-it-all attitude so I can find your wisdom.